El piano es un instrumento de cuerda percutida, que a simple vista suena a «instrumento de percusión». Ciertamente sin el impacto del martillo en las cuerdas no se podría producir el sonido, pero es muy interesante ver y preguntarse cómo se produce esta peculiar manera de hacer sonar un instrumento capaz de transmitir bellísimas melodías y llegar a nuestros oídos como si de martillos no se tratase.
Hemos aprovechado las sesiones de clase de Conjunto de esta semana para adentrarnos en el esqueleto interno del piano, que no se reduce a un «mueble» con teclas y cuerdas tocadas por martillos…
Todo el mecanismo y juego de palancas que se combinan desde el ataque a la tecla hasta la producción del sonido al ser golpeadas las cuerdas por el fieltro que recubre cada macillo es muy complejo, y de hecho hace falta técnicos especializados para revisiones, ajustes y reparación de estos entresijos.
Aquí tenéis un pequeño resumen de lo que hemos observado:
Hemos sacado los soportes laterales para acceder al mecanismo del teclado.
Las teclas son algo más que lo que vemos
Mira qué motor más chulo esconde el mueble lacado en negro.
Vamos a ir sacando cuidadosamente la maquinaria.
Ya casi está fuera… ¡cuidado con los martillos!
¡Cuidado que pesa!
Bonita perspectiva frontal.
Los macillos descansan uniformemente.
Así de mellado se nos ha quedado el piano…
Sólo queda posiblidad de ver el mecanismo de apagadores que se accionan tanto por el ataque de las teclas, como por los pedales de resonancia (derecho) y tonal (central)
Se ve que alguien más ha querido hurgar en nuestro piano… Algunos alumnos han creído ver ¡a Mickey Mouse!
Las cuerdas del piano desde la perspectiva del lugar donde yacían los martillos.
Otra vista del mecanismo de apagadores.
Hemos comprobado que el pedal de resonancia eleva todos los apagadores, y el pedal central o tonal sólo los que hemos pulsado previamente.
Las teclas y parte del complejo mecanismo
Vista descubierta del lugar donde descansan las teclas, que aparentemente parece bastante cómodo: con esponjas y todo.
Nuestro teclado y maquinaria mudos, ¿naturaleza muerta?
Parte de las piezas cuya regulación es complejísima.
Los martillos tocan mudos ante la ausencia de cuerdas que golpear.
Herederos del címbalo, los esponjosos martillos son proporcionadamente elaborados dependiendo de la o las cuerdas que tienen que golpear
Finalmente, algunos alumnos comentaban a qué se parecía el mecanismo del piano:
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