Feliz 332 cumpleaños, Juan Sebastián

Cuando escuché por primera vez la obra que abajo comento, fue tal la emoción que sentí que deseé poder tocarla algún día al piano. Años más tarde incorporé en mi repertorio el movimiento inicial de la misma, la breve «Sonatina», en versión para piano solo. La grabación que presento pertenece a un concierto homenaje a un antiguo alumno del Conservatorio de Oliva que falleció jovencísimo tras varios años de lucha contra el cáncer.

Johann Sebastian Bach tenía probablemente sólo 22 años cuando compuso la cantata sacra «Gottes Zeit ist die Allerbeste Zeit» («La hora de Dios es la mejor de todas») BWV 106, también conocida como Actus Tragicus, compuesta probablemente durante el año que pasó en Mühlhausen 1707/1708 como organista de la iglesia de Divi Blasii, con motivo de un funeral.

La Sonatina con que se inicia la obra, en la que dos flautas dialogan entre sí sobre un fondo sonoro de viola da gambas y bajo continuo, viene continuada por una sucesión de arias y coros en los que se desarrolla todo el cuerpo dramático de esta obra funeraria, en la que se divisa el espíritu bachiano del sentido de la vida y la manera de expresarlo en música. La cantata se encuentra entre sus obras más importantes, siendo esta inspirada directamente por un texto bíblico que exhibe gran profundidad e intensidad. Alfred Dürr denomina la cantata «una obra genial, como si incluso los grandes maestros rara vez lo pudieran lograr… El «Actus Tragicus» pertenece a la gran literatura musical del mundo».

Este es el texto que durante toda la cantata se va desgranando en los distintos movimientos:

La hora de Dios es la mejor de todas.
En él vivimos, nos movemos y existimos
hasta que Él lo quiera.
En Él morimos a la hora justa,
cuando Él lo quiera.

¡Oh Señor! Enséñanos a tener presente
que debemos morir,
y que debemos estar preparados.

¡Ordena tu casa, pues debes morir,
y no permanecerás vivo!

Es la antigua ley:
¡Hombre, debes morir!

¡Sí, ven, Señor Jesús!

En tus manos
encomiendo mi espíritu;
Tú me has salvado,
Señor, Tú, Dios fiel.

Hoy estarás conmigo en el paraíso.

En paz y alegría me iré,
según la voluntad de Dios,
alegres mi corazón y mi mente,
suave y plácidamente.
Como Dios me lo ha prometido,
la muerte será mi sueño.

¡Gloria, alabanza, honor y adoración
a ti, Dios Padre e Hijo se tributen,
en nombre del Espíritu Santo!
Y la fuerza divina
nos haga victoriosos
por Jesucristo, amén.

(Traducción: Saúl Botero-Restrepo)

Aquí está la partitura original de Bach del inicio de esta bellísima cantata:

A Marisa Vannini Gerulewicz, in memoriam

Hace un año nos dejaba una importante escritora, Marisa Vannini de Gerulewicz. Nació el 23 de octubre de 1928 en Florencia, Italia, pero desde muy joven vivió en Venezuela. Se graduó de Doctora en Letras en la Universidad Central de Venezuela y de Profesora de Educación Secundaria en el Instituto Pedagógico de Caracas. Su carrera literaria está llena de publicaciones exitosas y reconocimientos a su trabajo, constancia y esfuerzo. Su más reciente publicación fue «El misterio de Francisco Isnardi» editado por Fundavag Ediciones (2014).

Unas palabras de la autora recogidas de una de sus últimas entrevistas:

«Gracias a Dios soy una persona de buena salud y como dicen mis hijos, soy muy movida. Me levanto temprano, hago muchas cosas y siempre tengo entusiasmo. Tengo la suerte de que no me canso, como y duermo bien. Luego, a mí me ha ayudado mucho mi esposo, mi mamá, nuestras domésticas venezolanas; las maestras de mis hijos que siempre han colaborado conmigo, las secretarias de la Universidad Central, mis colegas, mis alumnas que todavía me ayudan. A veces tengo dudas y ellas me leen los manuscritos, me aconsejan, me dicen «se le quedó el italiano pegado» y me corrigen. Los vecinos también me auxilian en el cuido de la casa, me avisan cuando se escapan los perros… todos me han ayudado muchísimo. Pero, además, mis hijos tuvieron un papá que se encargó de ellos, una abuela que era mi mamá y una tía viuda y sin hijos que trajimos de Italia; todas esas son colaboraciones familiares importantes que ojalá que mis hijos, que no tienen hijos todavía, las tengan también algún día porque yo posiblemente no seré una gran ayuda para ellos; o por la edad o por mi manera de ser. Además he tenido suerte, me ha ayudado Dios también».

 

¿Qué razón le motiva a escribir?: «No hay razones, para escribir»

¿Para usted «escribir» es una profesión o un hobby?: «Es una pasión»

  ¿Qué es lo más difícil de ser escritor?: «Ser auténtico»

  ¿Qué le hizo saber que se dedicaría a ser escritor?: «El placer de la lectura»

 ¿Tiene alguna musa de inspiración?: «Los seres humanos y la naturaleza»

 ¿De sus obras cuál ha sido la que más ha disfrutado escribir?: «EN LA PIEL DE LA GUERRA, memorias de la segunda guerra mundial»

  ¿Qué está escribiendo?: «Una novela de ficción»

 ¿Existe el temor frente a la hoja en blanco?: «Al contrario, es un amor»

 ¿Cuál es el libro más preciado de su biblioteca?: «La Divina Comedia de Dante Alighieri»

 Recuerda con cuál libro se inició en la lectura: «Creo que con PINOCHO, de Collodi»

 ¿Cuál es el mejor lugar para escribir?: «Al aire libre»

 Libro de papel o electrónico: «Siempre de papel»

 ¿Consejos para un principiante en la escritura?: «Perseverar»

Acompañamos estas bellas palabras con un extracto de «Variaciones Sencillas» de su hijo Gerardo Gerulewicz, interpretadas por Claudio Carbó en Villa Planchart de Caracas.