Beethoven: Sonatas op. 2

Interpretación de las Tres Sonatas op. 2

de L. van Beethoven

Palau de la Música de Valencia

Sala Rodrigo

Jueves, 12 de abril de 2018, a las 19:30h

Claudio Carbó, piano

Claudio Carbó en el Palau de la Música de Valencia.

Entradas en: https://www.palauvalencia.com/evento/claudio-carbo/

https://www.culturaltv.es/eventos/ver/otcnmzjn

L. van Beethoven: 222 años de su opus 2

El joven Beethoven dejaba Bonn en 1792 para iniciar su estancia en Viena, siendo discípulo principalmente de J. Haydn hasta enero de 1794, cuando este partiría hacia Inglaterra. Anteriormente había estado en la entonces capital mundial de la música al menos en una ocasión, donde según cuentan algunos biógrafos tuvo oportunidad de encontrarse con W. A. Mozart, quien le aceptaría como discípulo, pero tuvo que volver a su ciudad natal por la enfermedad y posterior fallecimiento de su madre en 1787. Será la llegada en la última década del XVIII a esta ciudad la que supone el asentamiento de Beethoven como joven valor de la interpretación al teclado y la composición, nexo ineludible de la transición del clasicismo al romanticismo musical, “para recibir el espíritu de Mozart de manos de Haydn”.

El joven Beethoven, retrato de Carl Traugott Riedel:

beethoven_Jung-schnitt

De gran relevancia es el trabajo compositivo realizado previamente al inicio de su catálogo con número de opus, las siglas WoO que ordenan las tempranas composiciones según los eruditos, y presenta el germen de quien será uno de los genios más destacados de la creación musical. Entre las obras publicadas y diversos cuadernos de bocetos y esbozos, el piano encuentra un lugar predominante no solo en creaciones para instrumento solo sino también para diversas formaciones. Era en los años previos a la publicación de sus primeras obras cuando se afianzaba su formación, no solo bajo la tutela de J. Haydn, sino también junto a Salieri, Schenk y Albrechtsberger, además de iniciar su presentación como virtuoso pianista y cosechar sus primeros éxitos. Uno de ellos fue su concierto para piano y orquesta en Si bemol, que posteriormente se convertiría en el Concierto nº 2 op. 19, cuya composición se remonta a 1787 y fue estrenado en 1795; muestra del gran aprecio y dedicación de Beethoven a esta obra es que su génesis compositiva se extendiera durante 11 años, ya que la versión final del mismo se concluyó tras su interpretación en Praga en 1798.

Sobre la manera de tocar el pianoforte de Beethoven comentaba el abate Joseph Gelinek, pianista vienés de la época en que el joven compositor llegaba a la conocida metrópolis musical europea:“¡Nunca había oído tocar así! Fantasea sobre un tema dado por mí como yo mismo nunca vi que lo hiciera Mozart. Después interpretó piezas propias que son maravillosas y del más elevado nivel”. Esta capacidad improvisadora, práctica muy usual hasta el punto de realizarse concursos en diversos salones musicales de la nobleza vienesa, quedará depurada y siempre latente en el pianismo que desarrollará en sus 32 sonatas, de las cual nos centraremos en las tres primeras.

El magnífico tríptico para piano solo op. 2 surge de los primeros cuartetos con piano de juventud, con guiños a diferentes temas esbozados en Bonn pero con un desarrollo compositivo de alto nivel. El desarrollo formal que presenta, las aportaciones de sus maestros en Viena y sus propias intuiciones musicales conforman una nueva estética musical, donde el intérprete se consolida como artista y centro de la expresión del mensaje sonoro. En cada una de las sonatas que nos ocupan se desarrollan diversos aspectos de retórica musical y presentan claramente las caracterización de diferentes facetas de la personalidad humana: dramatismo y lirismo en la primera, humor y gracia en la segunda y un quasi concierto para piano y orquesta, adobado con altas dosis de virtuosismo, en la tercera. Beethoven adopta la construcción en cuatro movimientos de cada una de las sonatas, a modo de sinfonías para teclado, con las peculiaridades que paso a describir a continuación. El primer movimiento se construye en los tres casos siguiendo la forma de tiempo sonata, ampliada en la tercera de este opus de carácter concertante donde se alternan los tutti y solo, además de incorporar una cadencia para encauzar el final. Pero cabe destacar que en ellos se generan tres temas principales, alejándose de la costumbre establecida de presentar solo dos, uno más rítmico y otro de carácter lírico. Los segundos movimientos son de carácter lento, en forma lied y con diferentes tratamientos del material sonoro, y en el caso de la tercera sonata se alterna la modalidad de Mi mayor-mi menor además del rico juego de registros. Relevante es también el hecho de que se mantiene en la primera el Minuetto como tercer movimiento pero en las dos restantes se incorpora en su lugar la forma Scherzo, de carácter más vivo y textura orquestal, ambos con el trío en modo menor. Finalmente, los movimientos conclusivos son un Prestissimo en la primera, un rondó con la acotación Grazioso en la segunda y un Allegro assai, con cadencia incluida, en la tercera.

Las Sonatas op. 2, compuestas entre 1793 y 1795, fueron publicadas en 1796, precisamente hace 222 años. Tras el tríptico camerístico de tres Tríos para piano, violín y violoncello op. 1 con que iniciaba su catálogo oficial (aparte del de las obras sin número de opus, entre ellas la WoO 47, también una sonata en fa menor compuesta entre 1782-1783), Beethoven dedica a su maestro Haydn las tres Sonatas que conforman este bloque. Sobre este hecho se tiene constancia de la primera interpretación de ellas por el propio Beethoven, efectuada durante uno de los conciertos que se realizaban los viernes por la mañana en el palacio del príncipe Lichnowsky, por entonces su lugar de residencia como invitado permanente y a quien dedicó los tres tríos op. 1. Tras la interpretación parece que fue el mismo Haydn, presente durante el concierto, quien instara a Beethoven a que le dedicara las sonatas.

Manuscrito del inicio del último movimiento del Trío op. 1 nº3 en do menor (1793-1795):

inicio Trioop1 n3 mov4

Contrariamente a lo que ocurre con el op. 1, cuyas tonalidades de cada uno de los tríos son Mi bemol mayor, Sol mayor y Do menor, el op. 2 se inicia en Fa menor, para continuar la segunda sonata en La mayor y finalmente la tercera en Do mayor. El compositor sigue relacionando el grupo de tres sonatas por terceras ascendentes, pero inicia el proceso con la sombría tonalidad de fa menor, que posteriormente retomará para escribir su op. 57, la célebre sonata Appassionata. Dicho título no es original de Beethoven sino que se debe a una edición de la obra en versión para cuatro manos, publicada por Cranz, editor en Hamburgo, en 1838. En esta tonalidad de fa menor, cargada de dramatismo, escribirá Beethoven también su Präludium für Klavier WoO 55, compuesto antes de 1803, además de la anterior mencionada sonata WoO 47.

Sobre los detalles de las fuentes referentes al conjunto de sonatas op. 2 no se ha podido localizar el manuscrito original, pero sí la primera edición, donde es curioso comprobar que el tríptico se destine tanto a clave como fortepiano, quizás por razones comerciales y poder ofrecer la obra para interpretarse en cualquiera de los dos instrumentos:“Trois Sonates / pour le Clavecin ou Piano-forte /composées et dediées A Mr. Joseph Haydn / Docteur en Musique / par Louis van Beethoven / Oeuvre II”.

Portada de la primera edición (Artaria, 1796):

op.  2 - Artaria, 614
Su búsqueda incesante para explotar los recursos compositivos relacionados al desarrollo de la organología del fortepiano y su paulatina amplitud de registros se aprecian ya desde sus primeros opus hasta las obras de madurez, dando muestra de la importancia de las innovaciones técnicas en sus creaciones para teclado, que dejarán una huella imborrable en las costumbres futuras. Interesante muestra de ello es el capítulo Beethoven, el hombre nuevo, de la Historia de la técnica pianística (L. Chiantore, 2001), donde se muestra la trascendencia de la figura del compositor en relación a su obra y aportaciones técnicas al instrumento.

El rico pulso armónico del estilo mozartiano junto al elaborado diseño y evolución de células y breves motivos propio de Haydn desembocan en un nuevo estilo compositivo: será Beethoven quien inicie el camino que posteriormente seguirán F. Schubert y los grandes románticos como J. Brahms y F. Liszt, cuya utilización de los leitmotivs y las formas cíclicas empujarán hacia nuevas vías de expresión musical más allá de las fronteras de las formas tradicionales. La forma se constituirá como un medio de expresión adaptado a los requerimientos expresivos del compositor, en el caso de Beethoven una figura fundamental no solo en este aspecto sino en sus aportaciones a la literatura pianística y la utilización de la técnica como medio de comunicación de la grandeza de la existencia y la transcendencia de la música como arte supremo.

Claudio Carbó

https://claudiocarbo.com/2018/04/10/beethoven-sonatas-op-2/

 

 

 

Más información en:

Ferguson, H.: La interpretación de los instrumentos de teclado. Del siglo XIV al XIX (Alianza Música, 2003).

Chiantore, L.: Beethoven al piano (Nortesur, Barcelona, 2010).

Chiantore, L.: Historia de la técnica pianística (Alianza Música, 2001, pp.159-199).

https://www.beethoven.de/sixcms/detail.php?&id=15112&template=dokseite_digitales_archiv_de&_eid=1502&_ug=zweih%C3%A4ndig&_werkid=2&_dokid=T00011818&_opus=op.%202&_mid=Werke&_seite=1-1